Aquejada por el miedo a los espacios abiertos, la heroína de la película «Kimi» no tiene problema en quedarse en casa. Pero la situación cambia dramáticamente en el momento en que accidentalmente descubre evidencia de un crimen brutal. Después de guardar el flujo de datos recibido e intentar comunicarse con las autoridades, se enfrenta a obstáculos insuperables, como si alguien quisiera dejar todo como está, sin involucrar a la policía en la investigación.
Al darse cuenta de que no hay nada que esperar de la empresa, está a punto de enfrentar su mayor miedo al salir a las calles de la ciudad. Para complicar las cosas, las protestas ahora están en marcha allí, intensificándose después de que el ayuntamiento aprobara una ley destinada a restringir el movimiento de personas sin hogar.